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Restauración del grupo escultórico La Oración en el Huerto. IV

V. TRATAMIENTO


El objetivo principal en los trabajos de conservación y restauración de este importante conjunto de esculturas pertenecientes a la Cofradía de Nuestro Padre  Jesús  situadas en la Iglesia del Museo de Salzillo,  ha sido en todo momento la conservación material y la recuperación estética-óptica del grupo escultórico  más  importante de finales del siglo XVIII en España. Para ello se ha realizado un estudio minucioso de la patología exacta de su deterioro. Su estado de conservación, el análisis estructural de las obras y sus condiciones dentro del museo nos han ofrecido un cuadro muy definido de las causas de su deterioro.
Al ser obras de un mismo escultor, realizadas con técnicas y materiales parecidos, además de estar desde siempre ubicadas en un mismo recinto y en iguales condiciones, el estado de conservación de las cinco esculturas que hemos restaurado era parecido. Algunas han sufrido las inclemencias y el paso del tiempo mejor que otras.

El tratamiento de actuación que propuesto en su día, fue en primer lugar, y después de los distintos estudios técnicos,  la consolidación y limpieza de las superficies doradas y policromas, también un refuerzo y consolidación del soporte, hasta conseguir un equilibrio homogéneo  en el conjunto de las obras.
El criterio seguido ha sido el de un respeto absoluto y riguroso por el original. Como diría Cesare Brandi "sin intentar crear  en ningún momento un falso histórico ", aportando a las imágenes cualidades necesarias para una futura conservación. Teniendo en cuenta el mal estado de conservación de las piezas y su naturaleza material, se han empleado técnicas y materiales reversibles de restauración, reconocidos internacionalmente, que ofrecen total confianza en la estabilidad de las esculturas.

El comienzo de actuación fue, en primer lugar, y tras los distintos estudios analíticos , la consolidación y limpieza de las superficies policromas, doradas  y estofadas, así como un refuerzo, desinsectación y consolidación del soporte.
Hemos pretendido mantener durante todo el tratamiento una homogeneización de los diferentes estratos, para que todos los elementos del retablo quedaran perfectamente equilibrados y articulados, finalidad favorablemente conseguida.

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Al "Nazareno Estante" de la Oración del Huerto

(El poema es una exaltación de la vida, por eso voy a hacer lo posible por enaltecer y ensalzar lo que para mi es un Estante)
 
Vosotros sois el orgullo, la fuerza, la vida de este día,
de esta mañana maravillosa de Viernes Santo,
por llevar en volandas sobre los hombros
ese hermoso Paso de La Oración,
que sin vosotros, verlo, seria una desilusión.
 
Si tengo que definir la figura de un estante,
no encuentro nunca palabras para poderlo lograr.
Es tan hermoso lo que se llega a sentir,
que solo se logra cuando está dentro de ti.
 
Desde que el alba aparece
tú preparado estás,
de emoción tu corazón estalla
y tu sientes que no hay nada mas allá.
 
Vas caminando a Jesús, donde tienes que “cargar”,
ese trono tan hermoso que Salzillo llegó a plasmar,
y que antes, el Jueves Santo, has de llegar
a arreglar esa palmera que nadie puede igualar

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Restauración del grupo escultórico La Oración en el Huerto. II

III. INFORME TÉCNICO DE LA RESTAURACIÓN DEL GRUPO ESCULTÓRICO


III.1.-  Descripción de la pieza
Este grupo escultórico  que representa La Oración en el Huerto, está compuesto por cinco esculturas de tamaño natural realizadas en madera de ciprés policromada, tres talladas  y ahuecadas por la parte posterior interna (apóstoles), otra de bulto redondo tallada en ciprés y pino y policromada en su totalidad (ángel) y la quinta de vestir (Jesús), tallados rostro, manos y pies en ciprés. Las cinco forman un conjunto perfectamente equilibrado.

III. 2. Técnica de realización en la estructura de las esculturas de bulto redondo (apóstoles y ángel).

Para la construcción de las esculturas de bulto redondo se han utilizado pocas piezas hasta constituir el embón principal. En el caso de los apóstoles fueron ahuecados, y colocados sobre una estructura de barrotes y una rocalla de corcho y tela encolada, El ángel también construido por diferentes piezas de madera de ciprés que forma el tronco (ahuecado), alguna pieza para la forma de las piernas y los brazos que han sido tallados a parte. Las alas, posiblemente para evitar el exceso de peso, el escultor eligió una madera más blanda y más ligera como es el pino.

Para la construcción de los embones de la talla escultórica  “(...) formaban bloques teniendo en cuenta las siluetas y líneas del boceto de la figura a realizar, que se solían hacer de barro, cera, dibujo simplemente. Sobre unos tablones o núcleo central, se iban pegando con cola fuerte(...)diferentes tacos de la misma madera, teniendo en cuenta la veta de la misma y el volumen necesario(...)solían quedar las figuras con un gran hueco en su interior(...) y si se quería aligerar de peso la figura, se ahuecaba por debajo con gubias y barrenas.”  
Una vez preparado el embón, se desbasta la figura, primero con la azuela, haciendo amplios cortes, hasta crear los perfiles, los pliegues y las partes del cuerpo se tallan con las gubias (de diferentes perfiles y tamaños).
El repaso final de la talla es importantísimo, hasta conseguir una superficie lisa, que pueda recibir las distintas capas de preparación para la policromía. Esto se hacía con escofinas, lijas y limatones (de distintos grosores y formas).
Por último, las uniones de las piezas, tanto en los relieves como en la escultura, han recibido un tratamiento frecuente en esta época, consistente en el enlienzado de las uniones. Este se realiza a base de tiras de lienzo encolado (cola animal hidratada).  C. Cenini nos habla en su tratado de este proceso:  “Habiendo ya encolado la tabla, toma una tela de lino, viejo y delgado, lienzo blanco sin grasa ni unto alguno. Elige tu mejor cola, y ve extendiéndolas con las manos por encima de los planos del retablo, pero quita antes las costuras, y con las palmas de las manos allánalo bien todo, y déjalo secar durante unos días y advierte que el encolar y enyesar se ha de hacer en tiempo seco y ventoso”.

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Léxico nazareno

El cabo de andas era ciertamente bragado. Con el rostro surcado de arrugas, las piernas arqueadas y la túnica más gastada que los portales de la Catedral, contemplaba con atención cómo su paso doblaba el Arenal hacia Belluga y refunfuñaba.
Si, refunfuñaba por lo bajito, como para sí mismo, porque a su veterana mirada pocas cosas pasaban desapercibidas, y, porque a esas dos puñaladas en un tomate que formaban sus ojillos, no se le escapaban que su paso venía revirao, retorcío y sin gracia.
Y es que eran tres generaciones de cabos de andas las que habían golpeado su trono con esa muletilla, como para que él no se diera cuenta de que algo no funcionaba.
Analizó uno por uno sus estantes y trató de sacar en claro qué pasaba ese día.
Y repasó mentalmente su saber y su experiencia para esclarecerlo. . .

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Restauración del grupo escultórico La Oración en el Huerto. I

I. INTRODUCCIÓN


Para Salzillo como escultor, debió ser un encargo muy importante la realización de estos pasos procesionales, pues este tipo de escultura tiene que  soportar no sólo la visión frontal y exenta de un altar o retablo, sino, como en este caso, la que se genera al procesionar a plena luz del día, el Viernes Santo en Murcia; además estas esculturas tenían que tener el realismo necesario para formar un conjunto de figuras que cuenten una historia rememorando la pasión de Jesús; para el restaurador el reto se transforma en un conocimiento que le acerca  a la manera, técnicas y procedimientos del mismo escultor.

La posibilidad de que un restaurador pueda dedicarse en exclusiva durante un largo tiempo a un mismo autor es poco frecuente. Solo ocurre en el caso de exposiciones monográficas, pero en estos casos las prisas y lo presupuestos a veces, no dejan el tiempo suficiente para el disfrute que supone el ir comparando las diversas técnicas de ejecución (soportes, policromías, ectcetera) que le irán aportando un sin fin de datos al restaurador, consiguiendo una  unión con  el autor de las obras.

El total de esculturas de tamaño natural que Salzillo esculpe para la Hermandad de los Nazarenos es de 38, todas ellas distribuidas en siete pasos procesionales que a continuación se numeran:
1.- " La Oración en el Huerto" 1754
2.- " Última Cena" 1763
3.- " La Caída" 1752
4.- " El Prendimiento" 1763
5.- " La Dolorosa" 1755-1756
6.- " Los Azotes" 1777-1778
7.- " La Verónica" 1755

El conjunto de esculturas de La Oración en el Huerto forma parte del  encargo que recibe Francisco Salzillo, de la Cofradía de los Nazarenos (que fue creada en Murcia en 1600 con la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno como titular). La Cofradía hace el encargo de la Oración el Huerto hacia 1754 dos años después de que Joaquín de Riquelme hiciera donación del grupo de La Caída.

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Cuando y donde

Aunque parece ser que el apellido Zamora es de origen vasco, en nuestra Región, las primeras noticias que se tienen de él es en el año 1.611 en Mazarrón y cuyo nombre es Juan Zamora. De los diferentes ramales genealógicos, llegamos a Pedro Zamora Ruiz, casado el 19-2-1823 con Nicolasa Carrión Sánchez, ambos bautizados en iglesia de San Miguel de Murcia, cuyos descendientes se establecen en las huertas de Puente Tocinos y La Condomina, de los que mas adelante nos ocuparemos.

El apellido Zamora aparece en la Cofradía de Jesús en el año 1.866, cuando don Pedro Zamora Ruiz forma parte de la plantilla de estantes que portaban La Oración. Veinte años más tarde, concretamente en el 1886, ocurrió un grave incidente que a punto estuvo de convertirse en tragedia, y fue que en el desfile procesional y a la altura de la plaza de Jofré, sita en la calle Plateria, posiblemente debido a un tirón que alguien desde un balcón propició a una rama de la olivera,  originó que el trono se estrellase contra los mismos, afortunadamente y dentro de la desgracia, solo quedó en lo relatado. Este accidente motivó que la Junta de Gobierno de la Cofradía, encabezada por su Presidente don Luis Sandoval, Comisario de Pasos don  Enrique Fulgencio Fuster, Conde de Roche, Comisario de Estantes don Antonio Martinez Brau y en acta escrita por el Secretario-Archivero, Sr. Marqués de Villalba de los Llanos y de Arueva, expulsaran al cabo de andas y todos los estantes por manifiesta negligencia, nombrando nuevo Cabo de Andas a D. José Zamora Carrión, hijo y sucesor del anterior Zamora; dicha acta decia textualmente:

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Restauración del grupo escultórico La Oración en el Huerto. III

IV. ESTADO DE CONSERVACIÓN


Las esculturas que a continuación vamos a tratar han estado expuestas desde siempre a una inestabilidad que directa o indirectamente ha afectado a las imágenes, tanto en su naturaleza material como en su aspecto estético. Estas incidencias han estado motivadas por distintas causas: paso del tiempo -envejecimiento del  material-, naturaleza de las obras o también debido a la técnica empleada por el escultor. También existen otras causas importantes, inducidas por circunstancias ajenas a la obra y en cambio estrechamente ligadas al entorno del conjunto escultórico, como pueden ser: el uso procesional,  las condiciones medio ambientales (humedad, temperatura, contaminación), por último, las anteriores y normalmente inapropiadas intervenciones llevadas a cabo en distintas épocas.


IV.1. Patología.
Antes de comenzar el trabajo se dictaminó su estado de conservación que venía dado por el tipo de patología sufrida en el pasado y en el presente,  siendo natural que no sea de una sola,  aunque las principales siempre causan las secundarias.
Estas incidencias que han afectado a las esculturas en su naturaleza natural y en su aspecto óptico han estado motivadas  por diferentes causas:
-Unas naturales  debidas a la misma naturaleza del material y a su técnica.
-Otras -la mayoría- ocasionadas por circunstancias particulares del entorno que rodea "al conjunto", su uso procesional, medio ambiente (alto grado de contaminación) y las causadas por las malas intervenciones del hombre (antiguas restauraciones).

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Mi última procesión

Casi no me lo creo. Parece que fue ayer, cuando empecé a desempeñar mi papel en esa punta de vara del maravilloso paso de la Oración en el Huerto, y ahora, parece ser, que todo ha acabado. Probablemente, este pasado Viernes Santo de  2009, haya sido mi última procesión. El tiempo no pasa en balde para nadie, y después de varios lustros de servicio ininterrumpido en esta majestuosa insignia y en esa misma vara, mi vida nazarena parece que llega a su fin.

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