En la última asamblea celebrada por los nazarenos estantes de La Oración en el Huerto, se acordó otorgar la Insignia de Oro 2010 de éste Paso a D. Francisco García Moreno, más conocido en el mundo nazareno como Paco Solís.
Paco, desciende de una familia netamente nazarena, es más, nazarena de La Oración, pues ya su bisabuelo Francisco Garcia Solis empezó “cargando” allá por los ultimos años del siglo XIX. A éste, le sucedió su hijo Francisco García Marin, que a su vez cedió su puesto a sus hijos Antonio y Santiago (que se turnaban cada año), quedándose éste último hasta que se retiró años después de la Guerra Civil.
Cumpliendo un compromiso verbal entre Santiago y Pedro Zamora Lucas (mi padre) de entregarle la tunica a su hijo Paco cuando cumpliera los 18 años, al morir mi padre en el año 1964, recogí el testigo de la promesa del mismo, entregándole la tunica el mismo año, concretamente el Jueves Santo. Por lo tanto su trayectoria en La Oración fue desde ese año 1964 hasta el 1994, ambos inclusive, dejando, voluntariamente y mucho antes de la edad reglamentaria, el puesto a su hijo Antonio García Carmona, que ocupa tronco de vara delantero en la actualidad.
Paco se ha caracterizado siempre por su generosidad hacia sus compañeros y amor a “su Oración” y a La Cofradía de Jesús.
Cuando por circunstancias, que no vienen al caso, nos quedamos sin sitio para celebrar nuestras "migas", no vaciló en abrir las puertas de su casa, en la cual celebramos desde hace muchos años éste evento tan tradicional y nazareno. En los momentos que hemos encargado objetos de recuerdo (trípticos, calices, y recordatorios a imprenta), ha contribuido generosamente con el fin de paliar las mas que posibles perdidas.
Pero si tengo que, personalmente, hacer una valoración de su sentir nazareno, no tengo mas remedio que remitirme a una conversación que mantuvo conmigo cuando me dijo :
- "Pedro, aunque gracias a Dios estoy sano, no alcanzo a darle al Paso todo lo que este necesita de esfuerzo, por lo que después de pensarmelo detenidamente, he decidido dejar mi puesto a mi hijo Antonio".
Cuando esto me dijo, no habia cumplido todavía los 50 años. Hay que ser muy valiente, honrado, y sobre todo, muy nazareno, para renunciar a su puesto por los motivos que aludió.