Esta composición escultórica, como ya se sabe, fue realizada por Francisco Salzillo y Alcaraz en el año 1.754, cobrando por la misma 7.500 reales de vellón. Está compuesta por cinco imágenes ubicadas en dos grupos, uno adelantado en el que están los tres apóstoles durmiendo; cada uno de ellos representa las tres edades del hombre: San Pedro que está sentado apoyando su cabeza en su brazo derecho y con la mano izquierda sujeta la espada presta a utilizarla, su sueño es un duermevela, típico de la persona anciana desconfiada. Luego está Santiago, recostado y apoyando su cabeza sobre la mano izquierda, en actitud despreocupada, postura de un hombre de mediana edad, y, por ultimo San Juan, totalmente acostado en el suelo del huerto, utilizando como almohada su brazo derecho, en actitud totalmente confiada, típico de un adolescente.
En segundo plano, dándole al conjunto sensación de profundidad, se encuentra Jesús, imagen de vestir, rendido de rodillas suplicando al Padre, acompañado por un Ángel (se le atribuye el nombre de Camael, uno de los mas significativos arcángeles), que le acompaña reconfortándole y señalándole el cáliz de amargura que asoma entre las palmas de la palmera. Datos curiosos de este ángel es observar que el maestro Salzillo lo concibe en el momento de posarse en la tierra, pues sus alas todavía están totalmente abiertas y el cabello con la sensación de estar azotado por el viento, incluso se aprecian en la frente cabellos sueltos.
Otro dato a tener en cuenta es que mirando a este ángel el perfil derecho, se observa que corresponde a un joven, un efebo, mientras si miramos el perfil izquierdo es el de una muchacha adolescente, de ahí la incertidumbre de saber si se trata de un hombre o de una mujer, siendo definitivamente, gracias al genial escultor, la figura de un ángel.